Por esos tiempos no era tan común el uso de Internet, ni la televisión argentina había llegado vía cable a Usa.
Yo sabía que cada vez que Racing jugaba Martín se hundía en la melancolía.
Pasó de un día para el otro de copar cada cancha donde Racing jugaba a estar separado por miles de kilómetros.
La noche era fría y el partido más aun, Racing no podía con un molesto Arsenal en cancha de Lanus.
Yo solía tener durante los partidos el celular apagado, pero ese día olvide hacerlo.
Promediando el segundo tiempo sonó, no reconocí el numero, pero si vi que el llamado provenía de Usa.
Del otro lado Martín de Caballito me pedía con la voz entrecortada, que pusiera mi celular en alto para escuchar a la Nro 1.
Accedí de inmediato lógicamente, con una sensación muy extraña de tristeza pero reconfortante a la vez.
El destino quiso que durante los 3 minutos que mantuve mi celular en alto, Militto clavara el 1 a 0 con el que ganamos el partido.
Luego de gritar el gol trate de hablar con Martin, pero solo me dijo gracias y colgó.
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