viernes, 5 de febrero de 2010

Mi delirio y mi condena - Cap. II

Me matan limón.

Estaba llegando tarde ( como siempre) a una audiencia en Comodoro Py para tratar de sacar de la sombra al Negro Costa, quien se había mandado la cagada de su vida en ese afano al lavadero de Belgrano, cuando la vi venir por la vereda de la sombra, con un vestido rojo divino, cortito y escotado, sus rulos al viento y ese andar seguro, de saberse hermosa y joven. Tenía en llamas a medio tribunal y el único defecto que se le notaba pronto era su amargura como un limón en ayunas. Nos encontramos en la puerta, era Secretaria en el juzgado 3.

- Que contás Pájaro querido, tanto tiempo – me dijo mientras me besaba con elegancia y perfume.
- Hola corazón, estas divina, lastima el color del vestido.
- No me vas a decir ahora que vos también te creíste el cuento que van a salir campeones, que son el Manchester y toda esa pelotudez.
- ¿Que pasa Maru, estas nerviosa, tenés miedo, te bajó la presión? – la chicaneé con ganas.
- No pasa nada bombón, aprovechen el envión que en la sexta vienen a casa y papá los atiende otra vez.
- Cuidado, que ya en Mar del Plata se tuvieron que comer los mocos, con el payaso de técnico que tienen a la cabeza, parecía que le habían sacado un caramelo al gordito, y lloraba, lloraba, lloraba – le decía mientras hacia las muecas del llanto.
- Por los puntos es otra cosa tontito, es un trámite – y con las manos sellaba expedientes virtuales.
- No lo des tan seguro Maru, que después el golpe es mas fuerte, te va a doler, no vas a poder sentarte.
- Fútbol y goles, con baile, como la última vez del Kun en la doble visera– y ahí tiro el primer golpe bajo que me hizo recordar esa puta mañana de frío en ese aborto de cancha que tenían.
- Y decime ¿tengo que llevar el casquito amarillo que usé en Huracán o no hay peligro de derrumbe en esa obra en construcción? – retruqué.
- No te hagas el boludito, y te espero, no faltes eh.
- ¡Que fe te tenés morocha ¿Querés apostar algo? – le tiré al pasar y por elevación.
- Lo que quieras – me dijo ya con soberbia.
- Es muy amplio eso. – pensaba yo y me olvidaba del color de su sangre.
- ¿Tenés miedo? – me dijo casi al oído y con burla.
- Simple, si gana Racing, la próxima fecha te venís al Cilindro conmigo, al medio de la Guardia Imperial, si ganan ustedes voy yo. En caso de empate te invito a cenar y después vemos quien tiene mas aguante.
- Hecho. Anda comprando la careta por si salís en alguna foto – casi me gritaba y saludaba al mismo tiempo de espaldas con una mano en alto.
- Chau muñeca, ponete linda que vas a conocer pronto una banda en serio – le dije mientras encaraba las escaleras para llegar a la audiencia y pensaba si hacerle caso a mi cabeza inferior había sido una buena elección…

J.

No hay comentarios:

Publicar un comentario